Sinopsis
De ella ha dicho Camilo José Cela: Gloria
Fuertes, como San Agustín, ama el amor y confiesa que sólo con amor se
puede hacer un poema, un niño o un milagro.
Encuadrada en la generación de los 50, su voz es una de las más claras y destacadas de la llamada poesía social. Espontánea, divertida, irónica, tierna, afectiva, surrealista, sencilla, solidaria, sincera, diferente... ella, como su poesía, es única e irrepetible. Gloria, sin lugar a dudas, es como escribe y escribe como es.
PECÁBAMOS COMO ÁNGELES es una selección de su poesía amorosa en la que se nos da en carne viva, permitiéndonos escuchar de cerca su corazón, que, entre bromas y veras, tiene la rara virtud de emocionar siempre.
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué suerte si esto que siento fuera sed
y se me quitara bebiendo un vaso de agua!
Es entonces cuando llueve tristeza
para ahogar en mi boca
la palabra imposible.
Intento gritar,
y sólo consigo un cobarde silencio.
Una tarde al llegar a casa
me encontré con la sorpresa de quererte,
fue una bomba en mis manos.
Y yo, por si te hiere,
esperando a que explote estando sola
aunque me parta el pecho la locura.
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué suerte si esto que siento fuera sed
y se me quitara bebiendo un vaso de agua!
Es entonces cuando llueve tristeza
para ahogar en mi boca
la palabra imposible.
Intento gritar,
y sólo consigo un cobarde silencio.
Una tarde al llegar a casa
me encontré con la sorpresa de quererte,
fue una bomba en mis manos.
Y yo, por si te hiere,
esperando a que explote estando sola
aunque me parta el pecho la locura.
comprar en casa del libro
Encuadrada en la generación de los 50, su voz es una de las más claras y destacadas de la llamada poesía social. Espontánea, divertida, irónica, tierna, afectiva, surrealista, sencilla, solidaria, sincera, diferente... ella, como su poesía, es única e irrepetible. Gloria, sin lugar a dudas, es como escribe y escribe como es.
PECÁBAMOS COMO ÁNGELES es una selección de su poesía amorosa en la que se nos da en carne viva, permitiéndonos escuchar de cerca su corazón, que, entre bromas y veras, tiene la rara virtud de emocionar siempre.
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué suerte si esto que siento fuera sed
y se me quitara bebiendo un vaso de agua!
Es entonces cuando llueve tristeza
para ahogar en mi boca
la palabra imposible.
Intento gritar,
y sólo consigo un cobarde silencio.
Una tarde al llegar a casa
me encontré con la sorpresa de quererte,
fue una bomba en mis manos.
Y yo, por si te hiere,
esperando a que explote estando sola
aunque me parta el pecho la locura.
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué suerte si esto que siento fuera sed
y se me quitara bebiendo un vaso de agua!
Es entonces cuando llueve tristeza
para ahogar en mi boca
la palabra imposible.
Intento gritar,
y sólo consigo un cobarde silencio.
Una tarde al llegar a casa
me encontré con la sorpresa de quererte,
fue una bomba en mis manos.
Y yo, por si te hiere,
esperando a que explote estando sola
aunque me parta el pecho la locura.
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